MALAS NOTICIAS

Existen dos tipos de personas: las que se han puesto malas y las que se pondrán.

 

La probabilidad de que durante lo que te queda de vida te ocurra algo que te haga sentir pachucho, regular, mal, fatal… es casi absoluta.

 

Te dolerá la garganta porque te ha pillado el frio, porque ibas mal abrigado o porque lo has pasado demasiado bien de copas y se te ha hecho de día.

 

Si eres joven, cuando creías ibas camino de la inmortalidad perderás super poder un día. Así de golpe igual no, pero ya verás cómo vas cambiando.

 

Yo qué sé, un día echas mocazos verdes, una noche en vez de dormir como siempre te la pasas tosiendo o tendrás que ir a urgencias a tope de fiebre y hasta con la ayuda de alguien.

 

Bienvenido al club.

 

Como la vida siempre tiene una forma de sorprenderte, ten por seguro que esa semana te dolerá algo nuevo, estarás más cansado y tendrás un despiste tonto o te olvidarás la sartén en el fuego y se te quemará la cocina.

 

Te sentirás muy gilipollas.

 

Cuanto mayor seas, peor te sentirás. Te dirás, «con 20 años hubiera aprendido, ahora demuestra que soy imbécil.»

 

¿Cuántas veces ha pasado algo así?  te han estado cuidando tus padres cuando te dolía algo, cuando tosías, cuando tenías fiebre, cuando te llevaban a revisión del pediatra… ah igual resulta que te han estado cuidado mucho tiempo y cuando dependes de ti no lo haces igual.

 

Si no se rindieron contigo hasta sacarte adelante, no te rindas tu.

 

La próxima vez que la cagues recuerda que hay otros dos tipos de personas: las que aprenden de sus errores y hasta se ríen; y las que seguirán bajando su cuesta tristemente.

 

Así que cuando te toque comerte una mierda, cucharadas grandes y sin saborear.

 

Rápido.

 

Si necesitas un poco de espabilina de vez en cuando, aquí te apuntas para recibirla.

Regresar al blog